martes, 24 de febrero de 2009

Debemos decir las cosas cuando las sentimos, de lo contrario puede ser tarde



Al comenzar el día

Al empezar cada día, trataré de aprender algo nuevo sobre mí,
sobre ti y sobre el mundo en que vivimos, de tal modo
que pueda continuar sintiendo y viviendo todas
las cosas como si acabaran de nacer.

Al empezar el día, me acordaré de participarte mi alegría,
así como mi pena, de manera que nos podamos conocer mejor
el uno al otro.

Al empezar cada día, me pondré a escucharte de verdad
e intentaré comprender tu punto de vista, al tiempo que
trataré de darte el mío de la forma más suave,
recordando que ambos estamos creciendo
y cambiando de mil formas distintas.

Al empezar el día, recordaré que soy un ser humano y no exigiré
de ti la perfección hasta que yo sea perfecto.

Al empezar cada día, me cuidaré de acercarme a ti y acariciarte
con ternura, porque no quiero dejar de sentirte.

Al empezar el día, me dedicaré a renovarme como hombre
que ama y a esperar los acontecimientos.

Del libro Vivir, Amar y Aprender
autor: Leo Buscaglia

¿Crees que en ocasiones callamos y no decimos lo que sentimos o pensamos? ¿Te ha pasado algo parecido? Escríbenos y cuéntanos, tu opinión nos interesa.